Por qué el consumo de carne en China está dejando a Bogotá sin agua

Por qué el consumo de carne en China está dejando a Bogotá sin agua

🥩💧 Del bistec en Pekín al grifo seco en Bogotá: la conexión inesperada entre carne, selva y agua

Imagina que estás en Bogotá, abres la llave del agua… y no sale nada. Mientras tanto, al otro lado del planeta, alguien en China se sirve un filete jugoso. ¿Qué tienen que ver estas dos escenas? Más de lo que crees.

Esto no es una teoría conspirativa ni una exageración. Es una historia real, compleja y global, donde cada pedazo de carne que se consume en el mundo —y especialmente en China— está conectado con la Amazonía… y con el agua que tomas en Bogotá.

🌳 La Amazonía no solo es un bosque: es una fábrica de nubes

Primero lo primero: ¿por qué importa tanto la selva?

La Amazonía es el bosque tropical más grande del mundo, y cumple una función vital como “bomba biótica”: recicla su propia humedad y genera lluvias, no solo para ella misma, sino para regiones tan lejanas como los Andes colombianos.

Cada árbol amazónico puede liberar hasta 1,000 litros de vapor de agua al día mediante un proceso llamado transpiración. Ese vapor sube a la atmósfera, se convierte en nubes, y los vientos lo empujan hacia las montañas. Esas nubes son las que terminan descargando lluvias en lugares como el páramo de Chingaza, que abastece de agua a Bogotá.

Pero este sistema está en peligro.

🪓 ¿Qué está pasando con la selva?

Actualmente, la Amazonía pierde 10,000 hectáreas de bosque por día. Para que te hagas una idea, eso es como talar 25 veces el Parque Simón Bolívar… todos los días.

¿La razón? Principalmente, la expansión de la ganadería y el cultivo de soya. Pero no para que te hagas una ensalada: esa soya se usa para alimentar al ganado. Es decir, se deforesta para tener vacas… y para alimentarlas.

🇧🇷→🇨🇳 El rol de Brasil y China

Aquí es donde entra la geopolítica del filete.

Brasil es uno de los mayores exportadores de carne del mundo, y China es su cliente número uno. En 2024, Brasil exportó 1,33 millones de toneladas de carne bovina a China, consolidando al país asiático como su principal destino.

Pero eso no es todo. Para alimentar a su propio ganado, China importa millones de toneladas de soya desde Brasil. ¿Y qué se necesita para cultivar toda esa soya? Más deforestación.

Entonces tenemos un ciclo perverso: crece la demanda de carne en China → aumenta la necesidad de ganado en Brasil → se deforesta más Amazonía para pasto y soya → llueve menos en los Andes → Bogotá se queda sin agua.

🌧️ Menos árboles = menos lluvia

La deforestación no solo destruye hábitats, también rompe el ciclo hidrológico.

  • Al haber menos árboles, hay menos transpiración vegetal.
  • Eso significa menos vapor de agua en la atmósfera.
  • Menos vapor = menos nubes.
  • Menos nubes = menos lluvia.

Estudios recientes han demostrado que la deforestación en la Amazonía altera los patrones de lluvia, disminuyendo las precipitaciones durante la estación seca y generando fenómenos extremos como sequías más frecuentes y prolongadas.

💧 ¿Y Bogotá qué tiene que ver?

Mucho.

Bogotá depende del sistema Chingaza para el 80% de su agua potable. Este sistema está diseñado para llenarse durante las temporadas de lluvia, gracias a las nubes que vienen —en gran parte— desde la Amazonía.

Pero eso ya no está pasando como antes:

  • En septiembre de 2022, el embalse de Chuza (el principal del sistema) llegó solo al 77% de su capacidad.
    • En 2023, bajó al 61%.
  • En abril de 2024, cayó a un crítico 15.9%, el nivel más bajo registrado en este siglo.

Aunque en 2025 se recuperó al 45.6%, sigue muy por debajo de lo necesario. Resultado: racionamientos de agua en Bogotá desde 2024.

Y no es un fenómeno aislado. Es parte de una tendencia estructural, impulsada por la destrucción del ecosistema amazónico.

🌍 Todo está conectado

Este no es solo un problema ambiental. Es económico, político y global.

La decisión de consumir más carne en un país con 1.400 millones de habitantes como China no se queda ahí: viaja en barcos llenos de carne, atraviesa campos de soya, pasa por selvas incendiadas, llega a los páramos y termina afectando el chorro de agua que sale en tu casa.

🤔 ¿Qué podemos hacer?

No se trata de culpar a China o a Brasil solamente. Esta es una red de consumo global en la que todos participamos.

Pero sí podemos:

  • Modificar nuestros hábitos de consumo, especialmente de carne.
  • Apoyar políticas que protejan los ecosistemas estratégicos.
  • Exigir mayor trazabilidad en los productos que compramos.
  • Cuidar el agua que usamos cada día.

Porque si seguimos pensando que “lo que pasa allá no me afecta”, un día abrirás la llave… y no saldrá nada.

Daniel Correal
Apasionado por la educación y la economía

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